La toxina botulínica es una proteína utilizada en medicina estética para suavizar arrugas y líneas de expresión, proporcionando un aspecto rejuvenecido y natural.
El tratamiento consiste en la inyección de pequeñas cantidades de toxina botulínica en músculos específicos del rostro. Esto bloquea temporalmente la señal nerviosa, relajando el músculo y reduciendo la apariencia de arrugas. Es un procedimiento rápido, generalmente de 15 a 20 minutos, y se realiza en el consultorio sin necesidad de anestesia.
Hospitalización
Tiempo del procedimiento
Tipo de Anestesia
Recuperación
La recuperación es mínima. Se recomienda evitar acostarse, hacer ejercicio o inclinar la cabeza durante las primeras 4 horas post-tratamiento. La mayoría de los pacientes retoman sus actividades diarias de inmediato.
Personas que desean reducir arrugas faciales dinámicas, como líneas en la frente, patas de gallo y entrecejo. Es importante gozar de buena salud general y tener expectativas realistas. Una consulta con un especialista determinará la idoneidad del tratamiento.
Los efectos suelen durar entre 3 y 6 meses, dependiendo de factores como la zona tratada, la dosis y el metabolismo individual.
Los resultados comienzan a notarse entre 3 y 5 días después del tratamiento, alcanzando su efecto máximo en aproximadamente 10 a 14 días.
La aplicación de toxina botulínica causa molestias mínimas, comparables a un pequeño pinchazo. En algunos casos, se puede aplicar una crema anestésica para mayor comodidad.
Sí, la recuperación es inmediata. Sin embargo, se recomienda evitar acostarse, frotar el área tratada o realizar ejercicio intenso durante las primeras 4 horas.
El Dr. Francisco Javier Quintero Segura es cirujano plástico en el IJCR, especializado en cirugía estética facial y corporal.
©2025. Todos los derechos reservados